Tuesday, February 27, 2007

Piscinazo


Y como no la voy a conocer si es mi calle,
llena de agujeros que conozco de memoria
botellas quebradas a un lado de la vereda
la ropa tibia de un probable vagabundo
y una frenada casi audaz antes de llegar a la reja.

Tratando de no marearme con mi sombra
repetida
en cuanto los focos se alejan como invierno
como invierno te reconozco
en mis labios mordidos,

mordidos y blandos en los pasos que diste desde otra esquina,

yo con mi cigarro tan torcido
mirándote

mirándote

desde distancias infinitas e inquebrantables
aguantando la respiración de un ojo envuelto y atrapado por el humo y retozado
en la pintura azul de una madriguera cálida
disfrazada
disfrazada de libros, colchonetas, plantas y uno que otro auto roto
arrancado desde pieles ajenas

consumido en treinta y siete minutos

esperando la no caída esperando el no impacto en el fondo
en el fondo de mares en el fondo de piscinas sin fondo
esperando en el fondo de treinta y siete piscinas de indecisión
ahogándome en el inmenso mar de tu pecho como cielo despejado.

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"todo ideal es creación de la voluntad humana, una manifestación del pensamiento individual, un fenómeno de la vida interior, una aspiración personal. Luego esta afirmación es a la par negación divina y evidencia de que Dios es un sofisma."

Emile Armand.

Monday, February 26, 2007

Los anarquistas de lo simbólico.

Vamos de nuevo por lo mismo: apostando de nuevo al ataque de las expresiones materiales. Las representaciones simbólicas le dan a las jerarquías de todo orden su carácter sagrado. Son estas representaciones la que llenan su sistema de significados, y es contra lo sagrado inmiscuido en lo más íntimo de nuestras vidas hacia donde deberíamos atacar. No sé que tan útil y efectivo sea lanzar una molotov contra La Moneda o romper un Burger King si no tenemos una propuesta moral y ética que fundamente y explique los actos de violencia. Deberíamos saber distinguir entre institución y edificio. No sé si al quemar a un carabinero se esté incendiando la estructura jerárquica y la opresión policial, en su función de paladín del Estado; no sé si las llamas en La Moneda estén haciendo arder la Institución del poder. Un edificio no hace a la institución, es la institución la que llena de significado al edificio.

Y ustedes, los "anarkistas" (y déjenme escribirlo con K), están respondiendo a los espacios que este mismo sistema está entregando: ¡es jugar la pichanga que ellos proponen! Es celebrar los cumpleaños que ellos quieren, es atacarlos cuando ellos quieren y hacia donde ellos quieren. Las acciones violentas simbólicas solo están dejando en claro que el movimiento libertario se mueve en parámetros sistémicos y reaccionarios, cargados de un nihilismo impresionante y descubriendo la increíble falta de criterio de sus adeptos. Tampoco está de más mencionar el gustillo del "movimiento" de agarrarse de máximas y expresiones marxistas que nada tienen que ver con nuestra idea. Que conciencia y lucha de clases, que "malditos burgueses", que "los choros de la pobla". Me parece iluso e ingenuo confiar hoy en un proletariado inexistente, en un pueblo que reproduce las actitudes jerárquicas y opresoras del sistema que les tiene el estómago lleno y el cerebro vacío. El trabajador de hoy no es el de la salitrera de ayer, el obrero de hoy no participaría en una huelga de la carne, a menos que se pusiera en riesgo su capacidad de comprar el cuarto televisor para su casa. El obrero hoy vive en un estado de absoluta pasividad estupefacta, en la satisfacción de lo mínimo, producida por el sistema capitalista, la sistemática amnesia histórica, gran trabajo del Estado, y la miseria intelectual producida por los vientos jerárquicos de todo orden. ¡Es tiempo de desacralizar! ¡Es hora de romper con lo sagrado! ¡Es hora de respirar la anarquía! Y la anarquía, en su carácter inherentemente iconoclasta, rechaza todo lo sagrado. Entonces, ¿por qué hemos de respetar las fechas "revolucionarias"? ¿Por qué la presencia de los libertarios ha de ser de una violencia reaccionaria solo en protestas, dejando de lado la destrucción de los parámetros autoritarios en nuestro diario vivir, comer, caminar, hablar, follar, beber, etc., etc.?

Se está descuidando la Idea, se están diluyendo nuestras ideas, entregándoselas en bandeja al Poder, siendo nosotros mismos, los más autoritarios y religiosos del mundo.

La acción violenta sin sentido, el juego a la guerrilla callejera infantil no conducirá a nada sin una propuesta moral y ética: sin la educación, seguiremos remando hacia el mar más oscuro, hacia el ocaso de nuestro proyecto. Hemos de volvernos sobre nosotros mismos y saber que esto solo se logrará rompiendo lo sagrado, rechazando la autoridad desde nuestras relaciones y sabiendo lo que realmente funciona como una fuerza destructora y creadora, y que es lo que realmente prevalece: una molotov puede ser fácilmente apagada por un chorro de agua, pero ni todo el mar de este mundo es capaz de ahogar una Idea.

Anarquismo y Poesía

por Herbert Read

Aunque ello pueda parecer fuera de razón a quienes estén ajenos al qué hacer poético, el poeta exige un tipo de sociedad en el que el recogimiento, el retiro, sea un derecho natural. Exige la posibilidad de meterse entre la muchedumbre y salir de ella con la misma facilidad con que entra y sale de su casa. Acusa al mundo moderno de haber invadido su rincón de soledad, de haberlo llenado de preocupaciones y de rumores, de haber introducido en él la política y las guerras totalitarias. En consecuencia, el poeta se ve obligado a exigir, por razones poética _, que se transforme el mundo. Y no cabe afirmar que tal exigencia sea desmedida: constituye la condición primera de su existencia en cuanto poeta.

Los cambios prometidos por los partidos políticos existentes no ejercen atracción alguna sobre él, pues no le garantizan la ansiada y necesaria soledad. Tales cambios suponen la aplicación de un contrato social más exigente y la entrega de la libertad individual: capitulación ante las opiniones y las normas de la masa. Para que la poesía vuelva a ser algo mas que "expresión del yo", la vida social deberá encauzarse por rumbo contrario; es decir, que el poder político deberá distribuirse y fraccionarse en unidades tangibles, en escala humana. La responsabilidad concerniente a la dirección de la economía habrá de recaer en los trabajadores; el poder financiero divorciado de la producción deberá ser excluido de la sociedad; se reconocerá en el trabajo productivo la realidad fundamental y como tal se le ha de honrar.

Shelley decía de ellos - eligiendo con mucho acierto el calificativo - que son los legisladores _ignorados_ del mundo. El elemento catalizador permanece incambiado, no se deja absorber; por lo tanto, no se reconoce su actividad. Resulta muy difícil para el artista aceptar en el seno de la sociedad esta tarea, que no le comporta agradecimiento alguno: mantenerse aparte y, sin embargo, actuar como intermediario; comunicar a la sociedad algo que le es tan esencial como el pan y el agua y, sin embargo, poder hacerlo solo desde una posición de aislamiento y desapego. La sociedad nunca llegara a comprender y amar al artista, porque nunca llegara a estimar su indiferencia, su así llamada objetividad. Mas el artista debe aprender a amar y comprender a la sociedad que lo rechaza. Debe aceptar tan dura experiencia y apurar, como Sócrates, la copa mortal.

Por todas estas razones, el poeta debe ser anarquista: no le queda otro recurso. Podrá contemporizar con el liberalismo, con la socialdemocracia, con el socialismo estatal; en las épocas de paz es posible persuadir a estos sistemas políticos de que patrocinen la cultura, e incluso la poesía. Pero no son capaces de garantizar la actividad creadora del poeta. No pueden admitir que sus ciudadanos se den al retiro, a la sociedad, pues ello equivale a apartarse del contrato social, a negar el principio del colectivismo. Es la dura lección que han debido aprender los poetas que pusieron su fe en profetas no poéticos, como Marx, Lenin, Stalin. Los poetas no deben abandonar sus filas en pos de una línea de acción partidaria, pues en la poesía tienen la política que les es propia.

Santiago


Cuidad de mis fuegos
Ciudad de mis llantos y cristales
¡cuidad de mis enfermos!
¡sanad a mis borrachos!
Come de mis mentiras
y llora de mis deseos

Cubre los faroles con decapitados
en amarillo con verde

que yo te escupo hoy,
aquí
ahora y para siempre

te lloro hoy [segundos antes de tu muerte]
ciudad de mis masacres
hechas en sutil,
pérfido y helado
suplicio de cojos y sordos
de amputados sonrientes
y putas coquetas y cubiertas de cartón.

Y puede hablar sobre ti
[o de los pechos de la tierra mordida]
o de tus pezones con olor a otra boca
o de la vagina de tus gemidos
atrapados en grumos cubiertos de semen
tímido y muerto.

Mírame de reojo, hoy
por última vez
ahora y para siempre
segundos antes de tu muerte
con y sobre esta mesa desparramada y desordenada
en tríos
celdas,
camas
y fiebre.

Sunday, February 25, 2007

fauna


Caminé cuatro veces descalzo por el techo de trenes detenidos
en cada pie una canción
nunca de cuna y siempre de camas tibias y de hedor fugaz
ya no habían ojos de piedra sino aplastados caballeros en las ventanas de la esquina
en la esquina de huidizos odios
chorreando en mi cara, la cara misma esta en la que llevo
el grito lento,
acallado, extendido en diarios rápidos
de las voces familiares
cuando me di cuenta que más que llevarte de la mano era tu mano la que me llevaba
así:
sola, desprendida, extendida en diarios rápidos

y trataba yo de sacarte como fuera del espejo y de los vidrios, como siempre
como siempre yo, hablando de los vidrios como fragilidad imberbe
como siempre yo, con el corazón hirviendo y las costillas cercanas a Américo Vespucio
corriendo por la Alameda
estrellándome en cuanta vitrina encontrase en rincones de Huérfanos
llorando a la par con la vieja de las pastillas, loca, ardiente y loca
infinitamente más linda que yo
dentro de sus cavidades y dietes rotos y comidos por ella misma en un acto de desesperación
igualmente comparable con el diseño de las jirafas amortajadas
por el león suelto de la casa de metros de lejanía y el portero inútil
y yo, yo sin tanta fauna me quedo más solo
y no me puedo reír de mi amigo sin extremidades
ni de la cabeza del león blanco depositada en mi regazo
y sin el consentimiento de ese cuerpo que quise acariciar por tanto pelaje
por tanto pelaje que encontrase en rincones de Malloa
bañado en un tercio por whiskey caro y el otro quinto en vino del malo

y se enrollaba en caracol

y sacaba formas de humo y colores de viento

y se saciaba en sus propias lombrices el vaho de cordilleras rotas

y me mordía cual avispa en cordones de fuego

y trabajaba invicto

invicto

en las campañas del aserrín cual termita

y me ponía tras las rejas.