Wednesday, October 25, 2006

Les anarchistes

Las ideas.

Embarazo mis ideas a todas sus anchas
e insemino sus frutos en calderos negros,
mimetiza el ahínco del trote cortavientos
el ojo preciso de hierro que no soy yo
porque yo solo soy el vaivén del macho cabrío violado por una mariposa

yo soy solo polen
yo soy solo polen.



Y te condeno.

Una mancha extensa de fierro a piel y de piel a condena: muere hoy, maldito,
muere hoy
en nuestra mesa y en nuestra cama, ¡muere hoy!
muere hoy, en nuestros labios y nuestras manos.
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Tengo la emoción en la punta de la lengua y seré transparente con ella. Cuando escucho Leo Ferré se produce algo muy extraño, y a ratos ridículo: ¿te ha pasado que hay gente que de sola presencia te cae bien? Bueno, a mi me cae excelente él, y no lo conozco. A penas logro captar el sentido del francés y me emocionan sobremanera las pocas palabras que puedo entender completamente. Es una cosa de piel, en todo sentido de la palabra: la mía se pone tensa, la música se vuelve casi una cosas tactil. Sé que suena ridiculo, pero puedo sentir a este tipo cercano. Quizás son las ideas que le dan sentido a las composiciones, quizás sea la idea, quizás sea el amor inmenso, el bonito, el verdadero, el amor libre y la batalla campal al dolor y al desamor. Leo Ferré, y también Brel y Brassens, han sido el soundtrack de una de las más hermosas etapas de mi vida, amenizada con hermosas gentes, hermosos compañeros y exquisitos vinos.

Mención y tema aparte serán el Carmen Margaux, Terra Andina, Anakena, y por supuesto Misiones de Rengo y el Santa Ema.

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